Reposo de la pasta : 24 horas.

Cascar los huevos separando las claras de las yemas; a continuación, disponer las yemas en una cazuela y conservar las claras.

Verter la leche en una cacerola; entibiarla ligeramente; luego incorporarle  el azúcar en polvo, la sal y la levadura de cerveza y diluir bien.

Añadir la harina a las yemas de huevo; mojar con la leche y trabajarlo todo enérgicamente.

Batir las claras de huevo, mediante el batidor, hasta conseguir el punto de nieve firme.

Verter en la pasta anteriormente preparada el licor escogido, ron o coñac, y la bolsita de azúcar vainillado; a continuación incorporarle muy delicadamente las claras de huevo batidas, levantando la pasta sin batirla.

Dejar reposar esta pasta toda una noche; su consistencia debe estar a punto al día siguiente; si, no obstante, aparece demasiado espesa, mojarla con un poco de agua y diluir de nuevo.

Derretir, y luego calentar, un grumo de manteca en la sartén; añadirle 3/4 de un cucharón de pasta, que se extendera uniformemente con un movimiento rotativo y muy poco rápido de la muñeca.

Bien dorada la primera cara, dar media vuelta a la crepe; dorar su segunda cara y luego deslizaría sobre una fuente; confeccionar las siguientes del mismo modo.

Servir las crepes, quemando y una a una, al salir de la sartén (de este modo son más suculentas); presentarlas bien espolvoreadas con azúcar, bien untadas con mermelada al gusto y enrolladas en forma de cigarro.