Tarta de queso con tomillo

Prepare la masa quebrada la víspera o al menos cuatro horas antes de hacer la tarta, Ponga la harina en una ensaladera, con la mantequilla en trocitos pequeños, para que se ablande, y espolvorear con un poco de sal. Añada la yema y forme una especie de serrín grueso. Vaya echando poco a poco (por ejemplo, en tres veces) el vaso de agua, espolvoree una mesa con harina y termine de amasar en ella.

Una vez hecha la masa, forme con ella una bola grande, introduzcala en un tazón y meta este en un lugar fresco a reposar. Llegado el momento de hacer la tarta, espolvorear harina en una mesa de mármol y extiende la masa con el rollo pastelero, dándole forma redonda.

Unte con bastante mantequilla un molde de unos 26 cm de diámetro y con bordes altos (unos 4 cm), traslade la masa al molde y colóquela bien con los dedos, de modo que quede de igual grosor por todos los lados. Recorte lo que sobre de los bordes con un cuchillo

Pinche con un tenedor todo el fondo de la masa (con cuidado de no traspasarla) e introdúzcalo en el horno a temperatura suave. Pasados 15 minutos, bata un poco la clara de huevo; cuando esté espumosa, unte con ella el fondo de la masa con ayuda de una brocha plana y vuelva a introducirla en el horno 5 minutos más.

Mientras, pele y corte en rodajas finas las cebollas. Eche aceite en una sartén amplia y cuando esté caliente, añada la margarina y las cebollas, y a fuego lento deje que se pongan transparentes sin dorarse (unos 5 minutos).

Con ayuda de una tapadera, vuelque la sartén para vaciar casi toda la grasa. Vuelva a ponerla sobre el fuego, espolvorear con harina y salpimiente. Remueva todo muy bien y vierta la nata líquida.

Mezcle y eche todo en el molde, espolvoree con el queso rallado y pongalo a gratinar. Cuando esté dorada, saque la tarta y antes de servirla, deje que se temple un poco.